El PVA es generalmente seguro para su uso, con baja toxicidad y biocompatibilidad. En los productos farmacéuticos, está aprobado como excipiente en tabletas orales y colirios (estándares USP/NF). Las películas de PVA en contacto con alimentos cumplen con la normativa FDA 21 CFR 173.230, formando barreras contra gases para el embalaje sin migrar sustancias dañinas. Los polvos industriales de PVA pueden causar irritación respiratoria si se inhalan, lo que requiere el uso de mascarillas contra el polvo durante el manejo. El PVA es biodegradable bajo condiciones aeróbicas, con tasas de degradación microbiana que aumentan en sistemas de lodo activado. No es inflamable y tiene un bajo LD50 oral (>2000 mg/kg en ratas), clasificándolo como no tóxico. Sin embargo, el contacto prolongado con soluciones concentradas puede causar sequedad en la piel, por lo que se recomienda el uso de guantes. En general, el perfil de seguridad del PVA lo hace adecuado para aplicaciones médicas, alimentarias e industriales.